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Una cachimba tiene diferentes partes que permiten su funcionamiento:

  • Cazoleta: en ella pondremos el sabor que queramos y encima papel de aluminio y carbón encendido para que se queme.
  • Plato: lo utilizamos para posar carbones encendidos y no quemar nada y sacudir la ceniza a mitad de nuestra sesión de humo.
  • Mástil: es el tubo que permite que el humo de la cazoleta llegue hasta el tubo de inmersión y luego al agua.
  • Tubo de inmersión: permite que el humo llegue al agua, enfriándolo y retirando posibles restos de carbón o sabor.
  • Agua: hace que el humo se enfríe y absorbe las partículas más grandes que lleve el humo.
  • Base: lleva el agua y debe ser hermética para que no pueda salir el humo.
  • Cámara: es la pieza fundamental que permite que el humo pase por el agua y llegue hasta la manguera.
  • Manguera: es la parte por la que inhalamos el humo de nuestra cachimba.

La combustión se origina en la cazoleta, cuando el calor de los carbones pasan al sabor y generan humo al cocerse. 

Este humo viaja a través del mástil y el tubo de inmersión hasta el agua, donde se filtra y flota en forma de burbujas hasta quedarse en el espacio libre de la base.

El humo viajará por el único orificio que dejemos libre, en este caso: la manguera, donde nosotros lo inhalamos.

Cuando el humo está demasiado concentrado en la base, empieza a "envejecerse", es decir, empieza a saber un poco a quemado y puede picar en la garganta. Es entonces cuando al soplar podemos utilizar la purga, la otra válvula de escape de nuestra cachimba que vaciará de humo la base, permitiendo la entrada de humo nuevo, con mayor sabor y suavidad.

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